“Era yo.
Esa melena con las puntas castañas que se dejaba hacer el por el viento,
templado para mí gusto, y quizás también para el de una mañana de enero.
Eran unos labios demasiados rojos para ir a clase,
pero la vida es para vivirla cada uno a su manera,
y ya había vivido demasiado pensando lo que iban a decir
o haciendo lo que ya decían.
Simplemente era yo.
Nunca fui la mejor alumna de la clase,
ni la más bonita,
pero quizás en dulzura ninguna podía ganarme. Puede que mi única habilidad fuera una tímida sonrisa, que a los demás parecía encantarles.
Nunca se me dio bien la filosofía, pero lo suficiente para aprender a vivir,
o mejor dicho, para aprender a pensar. Era suficiente carbón para que mis neuronas pudieran cruzar el charco en su barco de vapor.
Para llegar al lado de las cosas bonitas: el de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida,
el de decidir qué voy a ser la dueña de mi vida porque yo lo quiero así, y qué coño, porque es mi vida también y tengo derecho a darme tantas veces como quiera contra la pared.
Era yo.
Graduándome con 17 años en busca de un futuro y esperando que fuera mejor que el presente,
una tímida sonrisa con demasiadas cosas que decir al mundo y demasiados pocos oídos escuchándola,
una hábil mano que escribía y escribía por los rincones de la casa.
Era yo.”
Rescatando viejos escritos, comparto algo con vosotros después de bastante tiempo de inactividad,
a veces simplemente la vida real me reclama y no dedico todo el tiempo que quisiera al papel y la pluma.
Esa pequeña era yo, y aunque sigo siendo pequeña, mi mente ha crecido, gracias a muchas pequeñas cosas que me han hecho madurar crecer.
Yo no hablo de política, no me importa de qué partido sea cada quien o en qué piense el otro.
Yo no hablo de fútbol, lo de ver tíos buenos me lo reservo para mis amigas y no importa el equipo.
Yo no hablo de religión, primero porque no la conozco y segundo porque tengo algo lo suficiente importante como para no tenerla: ciencia.
Yo no hablo de marcas, porque cada quien esconde lo que tiene como quiere y con lo que o quien quiere.
Yo no hablo de ningún tema controvertido, para debatir o discutir.
Yo hablo de MÍ.
Que para algo soy el ser más importante de mi vida, los 5 litros de sangre sin los cuales jamás podré sobrevivir. Y sí, todos me veréis por la calle, subida en unos tacones y con los labios demasiado rojos para un día corriente, pero es que ninguno de mis días son corrientes.
Y está muy bien que tengáis opiniones, yo soy la primera, la primera a la que le encanta sentarse con sus amigas delante de unas cervezas y criticar, pero para hacer eso, tienes que tener muy claro quién eres y lo que deseas.
No se puede ir por la vida hablando de los demás sin mirarte a ti antes, se necesita demasiado autojuicio para esta vida, y eso algo que brilla por su ausencia, mucho más de lo que debería.
Me parece genial que los del Madrid critiquen a los del Barcelona, y los del Oviedo se enfaden con los del Sporting porque ganan o porque hacen trampas, que el árbitro haya pitado mal, que no te guste cómo se pinta las uñas la chica que tienes sentada al lado, que el chico que te cruzaste ayer por la calle lleno de tatuajes daba miedo o que tu hermana no es del mismo partido político que tú.
¡ME DA IGUAL!
Y aquí ya somos todos mayorcitos para aprender que antes que nada, somos personas y el que aun no lo haya aprendido que se lo vaya metiendo en la cabeza, porque sino las hostias que le va a dar a la vida le van a hacer aprendérselo a la fuerza.
Personas.
Tú y todos los demás, porque para opinar de alguien, hay que ponerse sus zapatos y mirarse en su espejo, ¿cuántos hacéis eso? Cuántos os habéis preguntado cómo es mi vida, antes de criticarme por llevar tacones y labios rojos, pensadlo, no me importa la realidad, pero quizás tú te des cuenta de varias cosas.
La primera. Quizás, y solo quizás, el mundo pueda sobrevivir sin oír semejantes chorradas, ya lo dijeron los árabes hace muchísimos años ‘Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que tu silencio’ y si ellos hace muchísimos años pudieron darse cuenta estoy seguro de que tú, que presumes de una mente abierta y eres un ser inteligente, también podrás hacerlo.
Si no puedes, tómatelo como un reto personal, ‘Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra’ Georges Clemenceau. Recuerda que las cosas fáciles las hace cualquiera y tú no eres cualquiera, así que mejoraras tú como persona y no harás mal a otras personas.
La segunda. Si te molesta algo, quizás, y otra vez solo quizás, es por envidia.
Dime tú, si mis pies no se quejan de estar todo el día encima de unos tacones, ¿Por qué vas a hacerlo tú? A menos claro está, que quieras y no puedas. Entonces touché!
Y la tercera, y no por ello menos importante, que de hecho para mi es la más importante de todas, pero bueno, mi mente es demasiado retorcida para que lleguéis a comprenderlo.
Tienes 86000 millones de neuronas (sí, esas células que sirven para pensar). 86000 millones de microscópicas neuronas, que te hacen vivir, que te hacen ser quien eres, que te hacen sonreír cada mañana cuando te levantas y que te hacen sentir todas las cosas que sientes.
Pues ese eres tú, con tus 86000 millones de neuronas, en un mundo en constante evolución, en el que si parpadeas, te lo habrás perdido, en el que en cada segundo se descubren cosas nuevas, y tú, querido ser inteligente, las malgastas en decirle a la persona que tienes al lado “mira esa con sus tacones”, EN ESO!!
Infravaloras y usas tu propio cuerpo, siglos de evolución para ser desperdiciados así.
Si Pérez-Casas saliese de su tumba, se volvería a morir del susto.
Ahora, todos, podéis seguir hablando de lo que queráis, solo espero que penséis un segundo antes de decir las cosas, si merece la pena perder tiempo en algo que no os va a aportar absolutamente nada, NADA, porque vuestra vida nunca va a depender del color de mis labios (y ojo que estoy encantada siendo como soy, pero todas las reflexiones necesitan un ejemplo y a mí no me importa ser el objeto de la crítica, pero absténganse las criticas sin razón) ni mucho menos de si llevo o no tacones.
Espero que después de todo, alguien, aunque sea una persona, se dé cuenta del valor que tiene, que las criticas también ayudan a crecer a las personas (gracias!) y aunque en ocasiones parece que la vida nos deja del lado, sigue girando sin nosotros, algún día regresara y nos pedirá perdón por todas las veces en las que se equivocó.
Algún día, siempre podremos recuperar el tiempo perdido, pero ¿sabéis qué?, no hay nada mejor que perder el tiempo, porque como ya os dije una vez, el agua del río corre, y cuando tú vuelvas te parecerá la misma, pero esa agua habrá recorrido el mundo tres veces antes de volver al mismo lugar, si es que es capaz de volver.
Ama con todas tus fuerzas, cáete incontables veces, pero no te enamores nunca de la piedra, juega, grita, emborráchate, báñate desnudo en el mar…
Haz todas las locuras que se te pasen por la cabeza, comete todos los errores que quieras y date todos los golpes que puedas, porque solo así, vas a descubrir quién eres y qué quieres ser.
Y hasta aquí la loca que no sabe vivir, pero al menos lo estoy intentando.
Esto, también pasará, nada dura toda la vida
aamapola (: