La ley es la ley, y por dura que sea hay que obedecerla, con todas sus consecuencias, al igual que hay aspectos de ella de los que nos aprovechamos y por los que nos vemos favorecidos debemos entender que hay otros de los que no nos favorecemos, otros con los que quizás no estemos de acuerdo, otros que quizás nos cuesten la vida. La ley siempre es ley, y mientras decidamos vivir en el territorio en que rige una determinada ley aceptamos vivir bajo esa misma ley. No hay nada por encima de la ley, de esta ley, que es el acuerdo mutuo entre las personas, que es un intento de definir 'lo bueno o lo justo', un intento de buscar lo mejor para una sociedad. Nada, por encima de la ley.
Esto es algo que Sócrates tiene bien claro, como Platón nos deja ver en el 'Critón', por el contrario, Critón no lo tiene tan claro, para hablar de este tema primero intentaré resumir de qué trata el libro; Sócrates, un Sócrates ya anciano, de unos setenta años, ha sido juzgado y condenado a muerte, y se encuentra en prisión, esperando a que llegue un barco que taerá consigo la propia muerte del filósofo, de manera metafórica claro, no lo matará el barco sino la cicuta que le obligarán a beber.
Sus discípulos han conspirado para sacarle de la cárcel, y Critón ha sobornado a los guardias para que dejen salir a Sócrates, lo tiene todo listo, solo hace falta que dé un paso adelante para salir de su celda, pero Sócrates se niega.
Critón no comprende la postura de su maestro, no entiende por qué no siendo culpable desea quedarse para cumplir una sentencia injusta, no entiende cómo teniendo via libre para escapar decide quedarse allí a morir, le pide a su maestro que se vaya con él, que escape. Le dice que no le faltará de nada pues siempre habrá alguien, vaya a donde vaya, dispuesto a ayudarle, le dice que todos sus discípulos le ayudarán, y que debe salir de la cárcel porque sino mucha gente pensará que les ha abandonado, que ha abandonado a sus discípulos y sus ideas, que mucha gente pensará que es culpable.
Sócrates, simple y llanamente le contesta que no se debe hacer caso a la mayoría, no se debe hacer caso de lo que diga toda la gente, sino que se debe escuchar a la gente que sabe, a la que verdaderamente sabe, si es que se puede saber, la verdad y que esos que saben son unos pocos, nada más. Y que yéndose lo que realmente haría sería admitir su culpa, pero él no se va, porque no tiene de qué huir, porque de nada es culpable. Finalmente mediante un discurso en el que él habla por o como las leyes, acaba haciendo a Critón entrar en razón.
Sócrates dice que las leyes, leyes son, y que para cumplirlas están. Y dice también, a través de lo que la propia ley diría, que él ha cumplido siempre las leyes y que ha convivido con ellas felizmente durante sus setenta años de vida y que irse ahora, sería una hipocresía, sería traicionar todos sus principios, que irse ahora sería admitir su culpa, que irse ahora iría contra todo lo que había defendido durante su vida.
Otra de las ideas que se tratan en 'el Critón', una de las ideas que más me gustan además, es la del mal por mal. La idea de que devolver mal por mal solo te hace a ti tan malvado como el que te ha hecho el mal, en otras palabras, asesinar al asesino te convierte en asesino, robar al ladrón te convierte en ladrón. Y aunque tratemos de justificarnos con que nos lo hacen a nosotros, con que es lo mismo que el otro ha hecho, no quita el hecho de que si haces mal, aunque sea porque te han hecho mal, está mal hecho, y lo cierto es que pudiendo entenderlo o no, estoy de acuerdo con esta idea, de que no se justifica devolver mal por mal.
Otra idea, que repito un poco, es la de las leyes, (lo que dije al principio), que la ley es la ley, por encima de todo, y esto lo sabe Sócrates, y se lo hace entender a Critón de la siguiente forma: 'Pues no violas otra cosa, dirían, sino los pactos y los acuerdos que con nosotras mismas hiciste, no por necesidad ni habiendo sido engañado ni obligado a decidir en poco tiempo, sino en setenta años, en los que te fue posible ir a otro lugar, si no te agradábamos o no te parecían justos los acuerdos. Sin embargo, tú no preferiste ni Lacedemonia ni Creta, las cuales siempre dices que están bien gobernadas, ni tampoco ninguna otra ciudad griega ni bárbara, sino que de ésta has estado ausente menos que los cojos, los ciegos y los demás lisiados. De este modo, es evidente que la ciudad y nosotras, las leyes, te agradábamos más a ti que a los demás atenienses. ¿A quén le agradaría una ciudad sin leyes? ¿No vas a permanecer fiel ahora a lo acordado? Sí nos obedecerás, Sócrates...'
Para finalizar debo decir que hay una idea de Sócrates que admiro y que para mí se refleja totalmente en este libro, es la idea de mantenerse firme a sus convicciones hasta el final, sin importar las consecuencias, sin echarse hacia atrás, de seguir siempre defendiendo lo que defendía, de serle fiel a sus ideas aunque esto, al final, acabase costándole la vida. Porque es lo que hace, mantenerse hasta el final firme a lo que siempre ha defendido, a pesar de que eso acabase costándole la vida. Demuestra... una gran fuerza de voluntad, una gran convicción y mucho valor. Y me voy dejando una pregunta, ¿qué haríamos en su lugar? ¿Qué haríamos si todo lo que hemos defendido a lo largo de nuestra vida se 'volviese contra nosotros'? Si seguir defendiéndolo nos costase la vida, y aun así siguiéramos creyendo en ello, ¿huiríamos o nos quedaríamos y asumiríamos todas las consecuencias necesarias para defender lo que firmemente creemos, aunque una de esas consecuencias fuese la de perder la vida?