Los atenienses del siglo IV a.C., vieron en la dēmokratía, la democracia, una forma de gobierno óptima y justa.
Permitir al pueblo opinar sobre los asuntos que le incumbían al pueblo parecía la opción más adecuada. Todos deberían tener la posibilidad de expresar su opinión sin que su patrimonio o su estatus supusieran un lastre, eso sí, siempre con excepciones, porque estaba claro que los esclavos y las mujeres no debían gozar de tal privilegio.
La concepción de la democracia como la forma de gobierno idónea se ha mantenido hasta la actualidad, y es comprensible. La democracia no es solo "justa", sino que es también una gran manera de tener al pueblo contento, al final, todo lo malo que les ocurra lo han decidido ellos ¿no? Lo cierto es que cuanto más examinas la democracia más errores le encuentras.
Quiero destacar que de ninguna manera esto pretende ser una apología de los regímenes autoritarios y dictatoriales, solo me gustaría reflexionar acerca de los problemas que causa confiar ciegamente en la democracia.
Ya Platón en el siglo IV a.C. establecía una crítica a la democracia con argumentos que se mantienen sorprendentemente actuales. Lo cierto es que la democracia tiene sentido, yo tengo el poder de escoger lo que me va a ocurrir, o en su defecto, a los líderes que van a decidir lo que me va a ocurrir; pero no tenemos en cuenta un problema, subordinar los deseos de seres con pensamientos individuales a los de la mayoría no es buena idea, y más aún si tenemos en cuenta que la mayoría es fea, estúpida y manipulable. Con la idea de democracia viene ligada la creencia de que la mayoría no puede equivocarse, cuando esto no es más que una enorme falacia. La democracia no es sinónimo de justicia, las cosas no se convierten en lícitas solo porque la mayoría lo crea así. ¿Si la mayoría creyera que hay que asesinar a todos los inmigrantes se convertiría en algo lícito? ¿Debería acaso llevarse a cabo?
El mayor inconveniente de la democracia es la extraña interpretación que hace la gente de la misma. Hay una creencia colectiva de que las personas tienen que acatar las ideas de la mayoría sin cuestionarse nada, sin rebelarse, solo por el hecho de que cierta idea ha sido apoyada por el mayor número de gente. Las personas quieren individualismo, todos dicen: "somos seres complejos e individuales con nuestras propias ideas, somos todos distintos", pero cuando nos conviene somos los primeros en decir que algo se ha votado democráticamente y debemos obedecerlo sin montar un numerito, porque: “se ha votado y la mayoría ha escogido, tú has perdido”; porque al final la democracia es eso, perder y ganar; al igual que todo en esta sociedad, un juego, un partido de fútbol. Todo se mide en mucho o poco, ¿qué más da que creáis algo cuando sois pocos?, la misma historia de siempre, ¿qué importan las minorías?
La idea de que lo democrático se debe respetar solo porque es democrático enlaza perfectamente con otro problema, todo lo que lleve la palabra "democrático" se convierte automáticamente en algo maravilloso. Decía David Trueba en uno de sus ensayos que se usa la democracia como un "higiénico certificado de calidad", desde mi punto de vista un maravilloso uso de las palabras. Estamos tan adormecidos y atontados que todo lo que sea democrático es incuestionable, con la preciosa protección de la democracia puede Trump permitirse extender su discurso y su política retrograda y xenofóbica, al final es lo que el pueblo ha votado ¿no es así?
¿De verdad queremos un sistema político que sea una fábrica de demagogos, de populistas y de manipuladores? ¿De verdad queremos una forma de gobierno en la que "vencer" consista en ser el que engancha a más gente, el que es capaz de engañar con sus argumentos falaces al mayor número de infelices que se dejan convencer por una falsa sonrisa amable y protectora? Es innegable que no todo el mundo está capacitado para desempeñar funciones públicas, ¿entonces por qué dejamos el volante a la masa engañada e ignorante?
La realidad es que, aunque la democracia tiene sus fallos, probablemente es el sistema político menos malo de todos, y tristemente, en la vida a veces hay que contentarse con la opción menos mala, aunque esta conlleve dejar las decisiones de tu vida en las manos del horrible monstruo de la mayoría.